Semana Mundial de la Lactancia Materna
Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, impulsada desde 1992 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
Este evento es considerado el movimiento social más extendido, además del más importante para la promoción y defensa de la alimentación materna exclusiva, el cual, está sustentado en la Declaración de Innocenti de 1990, en Florencia, Italia, cuyo objetivo central es el de impulsar activamente la lactancia materna, exclusiva hasta los 6 primeros meses de vida, posterior a eso, la OMS recomienda continuar la Lactancia hasta los dos años de edad incluyendo otro tipo de alimentos y, después, hasta que la criatura y la madre lo deseen.
Es esencial destacar que la leche materna provee a los infantes una sorprendente cantidad, calidad de nutrientes y defensas naturales que no pueden ser reemplazados por ningún otro alimento procesado de manera industrial, esto debido a que, este es un fluido vivo, cambiante, desarrollado a través de millones de años de evolución que se adapta en función de las necesidades de cada etapa de la vida de los lactantes, el cual, los protegerá ampliamente, impulsando un correcto y sano desarrollo físico y emocional, además de que la alimentación materna establece un vínculo emocional irreemplazable entre la madre y su bebé.
La lactancia materna es la estrategia más costo-efectiva para prevenir la mortalidad infantil y mejorar la salud en el corto y largo plazos de toda una nación. La sólida evidencia científica disponible documenta los múltiples beneficios en la salud física y emocional de la díada madre e hijo cuando se tienen estas prácticas de alimentación infantil. En la madre la evidencia es clara, ya que la lactancia la protege contra enfermedades de corto y largo plazos como hipertensión, obesidad, diabetes, depresión y cáncer de mama y ovario. Por su parte, en el hijo la lactancia materna potencializa el desarrollo cognoscitivo, reduce el riesgo de morbilidad en edades tempranas y refuerza el sistema inmunitario, a la vez que es protectora de desarrollar sobrepeso u obesidad y otras enfermedades crónicas en etapas posteriores de la vida.
En contraste con otros países del Continente Americano, México experimenta un fenómeno de abandono de la práctica de lactancia materna exclusiva (de 22.3% en 2006 a 14.4% en 2012), sobre todo en zonas rurales (de 36.9 a 18.5% en 6 años).El descenso está constituido por un incremento en 4 puntos porcentuales (pp) de niños que además de ser amamantados consumieron agua, y 5.5 pp más de niños que consumieron fórmula (con o sin leche materna). La situación de las prácticas de lactancia materna, tanto en el contexto nacional como en el internacional, indica con claridad que para su promoción, protección y apoyo es necesario establecer una estrategia integral y coordinada, debido a que las prácticas de alimentación infantil adecuadas son fundamentales para la
supervivencia, el crecimiento, el desarrollo, la salud y la nutrición de los lactantes y niños en cualquier lugar del mundo.
No fue sino hasta el 2001 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) comisionó a expertos para revisar la literatura científica en la cual se pudiera respaldar la recomendación sobre la duración óptima, tanto de la lactancia materna exclusiva como de la duración total de la lactancia. La mejor forma de alimentar al niño pequeño es con la lactancia materna exclusiva, debido a sus beneficios y ventajas para la dupla madre-hijo, entre ellas mayor protección contra la mortalidad y morbilidad infantil a mediano y largo plazos.